lunes, 5 de enero de 2015

Since 1991

Pensé muchas veces en escribir acerca de cómo me sentía este año que recién comienza, no obstante, me di cuenta de que realmente no sé cómo me siento y de tal forma sería muy complicado escribir acerca de ello, por lo que mientras veía "Boyhood" se me ocurrió que podría escribir sobre algo similar con respecto a mi vida, haber los pongo en contexto; Boyhood es una película en la que transcurren cerca de 15 años en la vida de una familia, especialmente en la del hijo varón, lo curioso es que los actores son los mismos, es decir que literalmente el rodaje de la película fue de 15 años o más.

Así que la idea es contarles un poco acerca de mi proceso basándome en mi niñez, esos primeros años de vida que han sido cruciales en mi proceso de crecimiento y madurez, así también como en la consolidación de la persona que soy hoy en día. Para comenzar quisiera destacar mis primeros años de vida como una etapa realmente feliz y plena, como casi todo niño mi mayor preocupación era la de pensar qué quería jugar, en mi casa nunca hubo problemas, vengo de una familia nuclear: Madre, padre y dos hijos; pero además de esto también crecí con una prima quien hizo las veces de hermana.


En nuestra niñez ambas solíamos aprovecharnos de la inocencia de mi hermano (menor que nosotras), ya que se creía prácticamente todo, por lo que le inventamos un mundo fantástico llamado "el mundo de la fantasía y el terror", en el cual vivían todas las caricaturas de la televisión, incluso solíamos mezclar unos personajes con otros y crear historias cotidianas dentro de su vida. Mi hermano esperaba con impaciencia poder crecer para conseguir el pase que lo llevaría a ese mundo, evidentemente al crecer supo que no era cierto, pero ya muchas veces antes viajó en su mente a ese lugar fantástico. 

Las navidades eran muy felices, siempre nos traían lo que pedíamos o por lo menos lo intentaban, un par de veces trajeron los juguetes erróneos pero siempre mantenían una similitud con el que habíamos pedido originalmente, yo al principio no entendía cómo era posible que el niño Dios en toda su omnipotencia no pudiera conseguir un simple juguete y siempre se los reprochaba a mis papás, más adelante cuando crecí y dejé de creer en ello, comencé a acompañar a mis padres en la maratónica misión de conseguirle los juguetes a mi hermano y comprendí lo complicado que puede llegar a ser conseguir un encargo tan específico y tan demandado. 

Los cumpleaños fueron igualmente felices, mis papás nos hicieron fiestas más o menos los primeros 10 años de nuestras vidas, eran fiestas excelentes con piñatas y juegos, todos la pasábamos muy bien, y ni se diga de las celebraciones especiales como las primeras comuniones, mis quinces o el primer año, en esos casos mis papás tiraban la casa por la ventana, alquilaban salones de fiestas, contrataban recreacionistas, cocineros, mariachis y lo que fuera necesario para dar una fiesta que todos recordaran y así fue y sigue siendo, muchos mencionan aún esos momentos tan especiales que quedaron grabados en VHS. 

Otro momento especial de mi niñez que quisiera destacar, fue la llegada de "Mimi" a nuestro hogar, Mimi era una perrita hermosa de apenas unos meses de edad que llegó a mi vida como mecanismo para ayudarme a superar el miedo que en ese tiempo yo sentía hacia los perros, pero terminó convirtiéndose en muchísimo más, ya que además de darme una lección de vida acerca del amor que los perros pueden llegar a dar y la lealtad que los representa, también me formó una opinión positiva acerca de todas las formas de vida, ayudándome a comprenderlas y respetarlas; eso fue un punto realmente clave para mi formación personal y el amor que hoy en día siento por los animales. 

En fin, mi infancia fue realmente muy feliz, una de las mejores etapas de mi vida y eso se los debo enteramente a mis padres, hoy puedo decir que en definitiva no hay mayor fortuna que la de tener unos buenos padres y a mí me tocaron los mejores de todos. ¡Soy inmensamente rica!


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