jueves, 25 de septiembre de 2014

De improvisación y subjetividades

Normalmente no tengo idea de cómo empezar un artículo o cómo organizar mis ideas para que funcione, es por ello que posteo como una vez al mes, bueno pues hoy no es la excepción, pero no he dejado que me afecte y he pensado ¡Al diablo! Voy a ver qué me sale y en qué orden. Usualmente muchos pensamientos dan vueltas en mi cabeza o me ocurren una gran variedad de sucesos aislados y llega un momento en el que todo se aglomera y se convierte en un gran problema llegar a materializar las cosas. Últimamente, por ejemplo, he estado pensando mucho acerca de lo relativo de las relaciones que entablamos con los demás.

Lo que quiero decir, es que no sé si les ha pasado (pero apuesto a que sí) que no son precisamente las acciones lo que nos molestan, sino de quién provienen, voy a ejemplificarlo mejor, si a mí una persona que no me interesa en lo más mínimo me escribe textos a diario, me manda mensajes al inbox o incluso me llama, muy seguramente que me va a molestar demasiado y en varias ocasiones no voy a querer contestar, caso contrario a lo que pasaría si quien me escribe y/o me llama es una persona que quiero o me interesa muchísimo, desde la misma reacción inicial existe un gran cambio y los sentimientos al respecto son bastante contrarios. 

No obstante, también pienso que hay ocasiones en las que son las acciones las que definen si alguien nos agrada o no, es decir, pueden ser esas conversaciones que tenemos con las personas las que hacen que nos emocione o no hablar con ellas y que de ese tipo de cosas parta nuestra simpatía hacia ellas. Porque no sé si a ustedes, pero a mí me pasa muchísimo que tengo ciertas personas con las que puedo hablar casi de cualquier cosa y con quienes las conversaciones fluyen, se nutren y crecen, pero así mismo, también están aquellos con quienes nunca logro hablar de nada, porque todo se queda en el saludo cotidiano y las dos o tres preguntas rutinarias por cortesía. 

En fin, todo en la vida es subjetivo, todo parte desde nuestro punto de vista particular, no podemos pretender sentir lo mismo con todas las personas con las que interactuamos por más que nuestro vinculo con ellas sea relativamente similar, porque hay factores como la química que indiscutiblemente juegan un papel muy importante en la perspectiva individual, es por ello que me parece bastante curioso que algunas personas juzguen la soltería o la falta de amigos de los demás a partir de la exigencia, ya que no creo que sea posible manipular nuestros pensamientos y sensaciones para que alguien nos guste, nos atraiga, nos caiga bien o no; todos somos un mundo diferente, un universo particularmente distinto al de nuestros vecinos inmediatos. 




sábado, 6 de septiembre de 2014

Como en las películas

Queremos creer que ese mundo que vislumbramos a través de la pantalla es real, o por lo menos que se asemeja a la realidad, no obstante, ese mundo que a veces luce tan fiel a lo que vivimos y que incluso a veces intenta reproducirlo, siempre será diferente a nuestro diario acontecer; creo que el problema radica esencialmente en el guión, los diálogos de las películas suelen ser muy utópicos, demasiado perfectos; como si una respuesta ingeniosa y poética tras otra fuera totalmente usual en una conversación cotidiana. 

No sé si es que mi vida carece de romanticismo o de emoción, pero generalmente mis conversaciones carecen de tanta precisión poética, sobre todo porque en la mayoría de los casos no sé qué decir o no soy capaz de definir rápidamente lo que siento, y es que aún en los films de comedia hay matices de romanticismo y frases perfectamente pensadas, cuando a mí generalmente se me dificulta hasta enviar un mensaje sincero por whatsapp.

Quizás solo me pasa a mí o quizás es el mundo del cine el que se equivoca, porque a menos que alguien escriba una carta que le ha tomado algunas horas pensar con claridad, dudo seriamente que alguien tenga tanta habilidad para expresar lo que siente y lo que piensa con tanta naturalidad, y es que si lo pensamos bien, a los escritores les toma años concretar un libro, encontrar las palabras precisas, hacer que un "te amo", un "te odio" o un "para siempre" se conviertan en una oda.

Y el problema se multiplica cuando el dialogo en cuestión se desarrolla al rededor de un tema profundo o de una situación complicada, ¿Cómo pensar con tanta claridad y rapidez cuando en nuestra cabeza nadan un mar de emociones y de pensamientos? me atrevería a decir que la gran mayoría de personas nos congelamos ante un hecho de esa índole, de hecho creo que a todos nos ha pasado que en el momento de afrontar la situación nos quedamos sin palabras, pero una vez que todo ha pasado comenzamos a pensar en todo lo que debimos haber dicho. 

En fin, no es que esté en contra del guión en las películas, de hecho pienso que esos mismos diálogos inteligentes y fluidos proveen al cine de una magia muy especial, lo que pienso, es que ese tipo de diálogos nunca podrán reflejar la realidad y traigo el tema a colación, porque hace poco vi una película colombiana llamada "señoritas", a mis acompañantes les pareció terrible y se aburrieron mucho, pero para mí fue una obra maestra, precisamente porque el parecido con la realidad era abrumador y me hizo sentir a veces, como si yo también estuviese actuando en la película. 

El punto es que, quiero seguir viendo películas utópicas, fantasiosas, películas que hablen de esos momentos que posiblemente la mayoría nunca viviremos, pero también quisiera ver contenidos más reales, contenidos que quizás a muchos habrá de parecerles sosos y mal hechos, pero que a unos pocos podrá cautivarnos con ese destello de similitud que logrará identificarnos y sentirnos como si fuésemos un personaje más dentro de ese mundo imaginario detrás de la pantalla.