sábado, 10 de diciembre de 2016

Catarsis

Sin poder dormir soñé contigo, te recordé en el cariño ajeno, vino a mí el recuerdo de lo que fue a través de las sombras de la similitud, escuché en otros labios las palabras que tú me habías dicho, sentí nostalgia, melancolía, celos, tristeza y resentimiento, entonces lloré.

Lloré en silencio y con mis lagrimas se fueron yendo los momentos, se fue escapando el dolor, te dejé ir. Solté las cadenas de tus recuerdos y los sentimientos que tanto pesaban, liberé los miedos, los reconocí, los miré a la cara, les di las gracias por cuidarme y me despedí de ellos con el beso que nunca fue.

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Imagen creada por Camila Villota 

domingo, 16 de octubre de 2016

Personas de usar y tirar

Somos como esos muebles cansados, esos objetos que de tanto uso se van gastando y entonces comienzan a estorbar, a nadie le gustan las cosas gastadas, todos queremos estrenar o quizás dar un bocado y luego desechar el resto.

El cuerpo duele de tanto andar, el alma duele de tanto volar, la mente duele de tanto girar, una y otra vez en las mismas situaciones, en las mismas pieles, en los mismos errores de ayer.

No hay reglas para fallar, no existen métodos para caerse con más suavidad, no hay quién nos salve de nosotros mismos y así nos vamos gastando, de error en error.

¿Qué nos queda? ¿Aprender? El aprendizaje no existe en las conductas humanas, lo que existe es el enfriamiento del corazón, el acallar del alma... Pero ¿Quién querría eso? Yo no, yo prefiero seguirme lastimando las rodillas.

jueves, 21 de julio de 2016

Conexión galáctica

Hace unos días leyendo un fragmento el libro Contacto de Carl Sagan, comencé a pensar en esa conexión tan especial que ha habido siempre entre el hombre y el resto del universo, aun cuando hemos intentado apartarnos de esa madre nuestra que es Gaia y darle la espalda a nuestros antepasados, ignorando el hecho de que todos somos polvo de estrellas, esa conexión que nos mantiene unidos al resto de criaturas vivientes y no vivientes que ocupan el universo sigue vigente aunque muchos no quieran admitirlo, pero ¿Por qué separarnos de tanta grandeza? Al intentar lucir más grandes renunciamos a la dimensión de lo infinito, tratando de disfrazarnos de dioses y únicos dueños de todo lo existente, cuando simplemente somos una partícula más, una ficha en el rompecabezas, probablemente la más innecesaria.

Pero el caso no es analizar el fragmento sino contarles las reminiscencias que tuve al leerlo, pues vinieron a mi mente varios momentos en los que yo misma he sentido esa conexión absoluta con el universo, algunas de estas experiencias se remontan a mi infancia, cuando me acostaba en una cobija en la terraza de mi casa a observar las estrellas junto a mis hermanos, muchas noches esperamos en vano ver estrellas fugaces que el cielo iluminado de la ciudad y la nubosidad nunca nos permitieron observar. Pero sí hubo una ocasión en la que vi estrellas fugaces por montones, se precipitaban desde las alturas y parecían lanzarse sobre nosotros, esto sucedió en un campamento de los scouts, en un lugar completamente encantado donde la noche se podía percibir con todo detalle, jamás olvidaré la cantidad de estrellas que vi suicidarse, ni todas las historias que viví allí, quizás algún día se las cuente...

La última ocasión que vino a mi mente fue mucho más reciente, apenas a finales del año pasado, cuando acostada en Sapzurro junto a quien en ese momento era mi pareja, observamos la inmensidad del firmamento y pudimos presenciar también las estrellas, incluso juntarlas como puntos para crear figuras con ellas, en el cielo descubrimos todo un entretenimiento primitivo en un paraíso como Sapzurro lejos de la contaminación tecnológica de las ciudades, allí conectamos con el universo muy cerquita de la brisa y del sonido del mar... Las tres son experiencias para nunca olvidar ¡Conectate con el cielo! Es totalmente gratis y te va a traer muchísima felicidad :)

sábado, 4 de junio de 2016

Arte en la cama

Me encontré con este escrito que alguna vez hice para una clase de periodismo cultural acerca de los objetos que son arte, ojala lo disfruten: 

Imagen tomada de neostuff.net

En una cama hemos nacido y en una cama habremos de morir, gran parte de nuestra vida pasaremos tendidos en ella, soñando, descansando, suspirando. Ella será la confidente de lo que callamos, de todas aquellas noches de confesiones con la almohada. Y no importa si la cama es grande o pequeña, bonita o fea, costosa o barata; podría ser un colchón en el piso y seguiría siendo una obra de arte, quizás el artesano que la creo no pensó en ella como una pieza artística, sin embargo indirectamente se convierte en ello, se transforma en arte porque se convierte en sentimiento, en emociones, en experiencias.
El arte para mí se traduce en aquellas piezas que más allá de un objetivo estético, alcanzan una dimensión emocional, logran conmover y llegar al alma. En una cama habremos de dejar gran parte de lo que somos, habremos de depositar miedos a través de nuestras más aterradoras pesadillas, habremos de derramar gotas de sudor y gotas de amor, habremos de atesorar momentos de alegría y de tristeza, habremos de pasar noches en vela perdidos en nuestros pensamientos; si esta no es la definición más pura de lo que es el arte, no sé qué lo sea.

jueves, 19 de mayo de 2016

Sin retoques

Después de ajustar cerca de un año sin usar prácticamente nada de maquillaje (a excepción de una o dos veces en los ojos o en la boca), me he puesto a pensar ¿Qué he ganado y qué he perdido al hacerlo? Pues bien, quiero hacer un balance sincero sin pretensiones, no  es mi intención desacreditar el uso de este (siempre y cuando sea Cruelty Free), ni tampoco elogiar el hecho de no hacerlo o viceversa.

 No puedo dejar de reconocer que me es más agradable un rostro natural con poco o nada de maquillaje y que por una serie de aspectos que mencionaré siento que dejar de usarlo es una experiencia casi religiosa, no obstante, respeto a quienes lo ven como algo positivo y a quienes les ayuda en una variedad de aspectos, por lo que no trataré de destacar una posición, únicamente contarles mi experiencia, lo bueno, lo malo, lo feo y lo bonito. 

Cara de pastel
Al final de mi adolescencia y más o menos hasta hace 3 años, era una de esas personas que usaba tanto maquillaje que la gente podría usar esa famosa frase conmigo de "hay un poco de cara en tu maquillaje", así tal cual, al inicio el acné era el culpable, tratar de cubrirlo (en vano) era una tarea que tomaba bastante esfuerzo y varias capas de corrector. Más adelante, un poco antes de entrar a la Universidad mi piel comenzó a limpiarse a causa del uso de las pastillas anticonceptivas (otro tema del que les contaré más adelante), sin embargo, no dejé de usar tanto maquillaje como antes, simplemente hubo algunas variaciones: Menos corrector, menos sombras, más rubor, más pestañina. 

Menos es más 
Después de la época de cara de pastel, y justo después de convertirme al vegetarianismo, comencé a usar menos maquillaje, dejé el corrector a un lado, y comencé a usar simplemente un poco de polvo aplicado con brocha y pestañina (en algunos casos maquillaje para las cejas), esto debido a que al comenzar a hacer cambios en mi vida y a adoptar practicas más naturales, sentí la necesidad de empezar a lucir más como yo y menos como una dona, además de esto, algunos episodios de acné que había vuelto a tener comenzaron a desaparecer al modificar mi alimentación (también les contaré en otra publicación). 

Cara lavada
Más o menos hace un año el uso de maquillaje comenzó a ser más y más escaso, mi piel estaba bastante bien, mejor que nunca, y aunque ocasionalmente tenía brotes (al consumir demasiados lácteos mayormente), decidí que el polvo facial ya no iba a formar parte de mi vida, no me sentía bien usándolo, cada vez que me lo aplicaba aunque fuera en pequeñas cantidades sentía que ensuciaba mi rostro y que quedaba pesado y recargado, la sensación de no usar maquillaje era sumamente placentera, sin embargo, la pestañina la seguí usando por algún tiempo más, hasta que más o menos a inicio de este año pasó a formar parte de los cosméticos de mi mamá. 

Lo bueno, lo malo, lo feo y lo bonito
Uno pensaría que al dejar el maquillaje la gente lo notaría de inmediato, pero en realidad no es tan así o quizás no lo haya sido en mi caso por ser algo progresivo, pero la gente parece no estar tan al tanto de ello o no detenerse a pensarlo, no es como si fueras un bicho raro, la vida transcurre más o menos con normalidad, lo cierto es que uno se puede llegar a sentir un poco raro al inicio, sobre llevar el hecho de no cubrir las imperfecciones en lo absoluto es bastante complicado, al igual que no ayudarse de truquitos para potenciar lo bonito y esconder lo que no lo es tanto.

Lo positivo es que se ahorra muchísimo dinero que se puede invertir en otras cosas, la piel también nota el cambio y después de uno llevar un tiempo sin usarlo no se imagina volviéndose a colocar todo ese reboque en el rostro, porque la cara se siente limpia, se siente fresca, se siente que respira. También se ahorra un montón de tiempo, la mayoría de las mujeres se demoran entre 5 y 20 minutos maquillándose, todo depende del tipo de maquillaje que usen, y si suman el tiempo ahorrado en una semana, en un mes o más aún en un año, comienza a ser bastante considerable, otro aspecto positivo es que se puede viajar más ligero y con mayor facilidad, no solo viajar sino salir de la casa, ya que hay personas que cargan con todo el "maletín" de maquillaje y bueno, si contamos el tiempo de cada "retoque" ya pueden ir sumando.

Lo malo o lo difícil es acostumbrarse y no sentirse con desconfianza al estar diariamente rodeada por mujeres con maquillajes completos, el sentirse opacado o inferior es normal, estamos acostumbrados a una sociedad con estándares de belleza en los que el maquillaje juega un papel muy importante, sin embargo es también muy bonito encontrar personas que destaquen lo bien que luces o lo linda que estás cuando tú sabes que no estás usando ningún artificio y que lo que están admirando es realmente tu belleza y no la forma en la que te has arreglado.