miércoles, 25 de enero de 2017

2016 - El peor-mejor año

Comencé el año recién llegando del paraíso con mi piel canela y radiante, colmada de lo que creía en aquel tiempo que eran el amor y la felicidad, los primeros 3 meses del año no estuvieron mal y entonces llegó abril, comencé a trabajar en mi practica empresarial, algo así como mi primer trabajo de oficina en toda mi vida (de hecho casi mi primer trabajo en general); las cosas comenzaron a moverse un poco de lugar, mi cuerpo cambió, mi piel cambió, mis emociones enloquecieron, para cuando llegué a mayo todo lucía completamente diferente, pasé de estar en una relación a estar soltera 8 días antes de cumplir 25 años, me corté el pelo, le cambié el color y salí a fingir sonrisas.

Junio y julio fueron poco memorables, meses de búsquedas interminables, de muchísimos intentos, de hacer esto y aquello, de creer y luego desmentir mis creencias, meses de sentirme mal, de sentirme menos, de mirarme fea en el espejo. Agosto y septiembre sirvieron como aceptación, no al 100% pero sí para calmar un poco la marea, algunas cosas ocurrieron, reflejos del pasado que por un momento pensé que podrían volver para quedarse, pero no fue así, el universo no lo quería, él quería que mi vida diera un vuelco completo y que yo aprendiera a bailar con lo que parecía ser la desgracia.

En octubre subí de peso, en noviembre nació ReVegan, en diciembre bajé todo el peso que había subido y más, el último trimestre del año decidí dejarme encontrar, decidí ser más espíritu y menos cuerpo, fueron meses de catarsis, de una transformación que aun no termina. 2016 fue un año duro, un año muy diferente al 2015, un año que comenzó completamente distante de cómo acabó, un año lleno de contrastes, de aprendizajes, de dolor, de descubrimientos, de coraje.

Gracias 2016 por doler tanto, gracias por ser el peor-mejor año de mi vida.