jueves, 9 de octubre de 2014

Una dosis leve de "auto-compañía"

Hay momentos perfectos que se cuelan dentro de días ordinarios, eso me pasó hoy mientras leía Opio en las nubes, me tiene loca ese libro, hoy lo leí frente a un paisaje verde, el sonido de los caballos y el olor a aire fresco y a lluvia, todo fue exquisito, el clima, la lectura, el café con chantilly, no sentí el tiempo, ni el sueño, ni siquiera la falta de datos de la que sufre últimamente mi pobre celular. 

Hoy entendí que la felicidad está depositada en esos pequeños placeres y que esos tiempos a solas de recogimiento le llenan a uno el alma y el corazón, yo no entiendo a esa gente que no puede vivir sola ni un segundo, viven en un acompañamiento continúo, comen acompañados, salen acompañados, duermen acompañados, se emborrachan acompañados, se ejercitan acompañados, cagan acompañados y al final mueren solos, como todos. 

La compañía es buena, o mejor dicho es bueno tener una buena compañía, a mí me encanta pasar tiempo con mi familia y con mis verdaderos amigos, no obstante, también considero valiosa la soledad, los momentos para estar con uno mismo, más que valioso lo veo como algo necesario, para poder llegar a conocernos, a escuchar nuestras voces interiores y a tratar de entender nuestros silencios, nuestros pensamientos, todo lo que atravesamos. 

Hay que aprender a sentirnos a gusto con nosotros mismos, a disfrutar de la compañía de la soledad, por lo menos una vez a la semana hagan el intento, les aseguro que se van a sentir más felices, más tranquilos, más llenos. Los invito a que se escapen, a que se escondan, a que se encierren, a que se olviden del mundo por unos minutos, que se piensen solos, pero que se sientan acompañados, acompañados por ustedes mismos, por sus sueños, por sus emociones, por sus fantasías, por sus rarezas; déjense llevar, háganse "auto compañía". 

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